Historia de la finca

La finca “La Torrecilla del Peral Viejo” se sitúa en el municipio de Córdoba, en el margen izquierdo de la Vega del Guadalquivir y cuenta con 249 hectáreas de superficie. Caracterizada por la calidad de sus suelos, esta ha sido una de las fincas emblemáticas de la zona, dedicada desde hace siglos, principalmente, al cultivo de cereal, girasol, habas y algodón entre otros.

En el año 2016 la finca cambia de propietarios y pasa a manos de la sociedad Inmuebles Vehículos y Accesorios S.L., la cual inicia una significativa labor de inversión para acondicionar y modernizar tanto las instalaciones como el sistema de riego y los cultivos.

La nueva dirección decide entonces optar por la producción de aceituna y almendra y, a primeros de 2017, se comienza con la plantación de 200 hectáreas de olivar en alta densidad y 40 hectáreas de almendro, 20 en marco tradicional y 20 en alta densidad. Las variedades en el caso del olivar son arbequina y arbosana, y en el caso del almendro, lauranne y soleta. 

Entre las inversiones más relevantes, además del importante gasto que genera la plantación, destacan la construcción de una balsa de riego de 230.000 m3 junto con una caseta de fertirriego totalmente automatizada, la sustitución de los 3.300 m de tubería de impulsión de agua del río Guadalquivir hasta la balsa, la reforma del cortijo principal, sus viviendas secundarias y naves de aperos, la edificación de una planta de recepción de almendra y aceitunas, y el montaje planta de energía fotovoltaica de 100 kW de potencia en máxima producción.

En la finca se apuesta por la sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente siendo respetuosos con la flora y la fauna que nos rodea.  Además, desde su transformación se han incluido tecnologías de nueva generación como sondas de humedad, drones, una estación climática y otras herramientas digitales que ayudan a gestionar el agua de riego de una manera eficiente y practicar una agricultura de precisión. 

Las acciones y decisiones que se han ido tomando desde la adquisición de la finca por la nueva propiedad son un claro ejemplo de un modelo de gestión en constante evolución, que busca el equilibrio entre la rentabilidad y el compromiso con el medio que nos rodea, siendo para ello necesario adaptarse a las exigencias tanto de la sociedad actual como del cambio climático.

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